El presente relato forma parte de mi experiencia en el taller de Formación de Alfabetizadores 2009 correspondiente al Área de Educación Popular del Movimiento Barrios de Pie Rosario.
Sábado 12/09/09. Nos encontramos con Florencia y Sol en la zona cercana a la Terminal , tomamos el colectivo 101 para ir al barrio Empalme Graneros. En el transcurso del viaje varias personas nos advierten sobre la peligrosidad de la zona, el que más resuena es la del chofer que nos dice: “tengan cuidado que el sábado pasado a está hora descuartizaron a tres chicas”.
Una vez en la casa de Susana (voluntaria) quién nos recibe con unos ricos mates y pan casero, nos sentimos como en casa, nos ubicamos en ronda, nos presentamos alfabetizadores y alfabetizados, de estos últimos rescato las expresiones de Ramona y Soledad: ambas contaron que vienen de la provincia del Chaco y de la zona rural y que en aquel momento sus padres enviaron a la escuela solamente a sus hermanos varones, en su enunciación había un halo de tristeza por no haber “corrido con la misma suerte”. Quizás de ahí provenga las ganas de aprender sobre todo de Ramona, quién nos cuenta que fue a una Escuela de Enseñanza Media par Adultos (EEMPA) pero que no se sintió a gusto porque las maestras anotaban en el pizarrón las actividades y ella no podía hacer nada porque no sabía leer ni escribir, destacó que todo era muy rápido, que no le daban tiempo para aprender…
Las vecinas de Empalme también advirtieron que en la escuela del barrio, los chicos pasan de grado, muchas veces sin saber leer ni escribir, destacaron que sus hijos padecían de dicho déficit. Noté en esas madres una doble frustración porque sus pequeños estaban repitiendo la misma historia. Asimismo Susana refuerza dicha situación al sostener que ha llegado a prestar su domicilio para dar apoyo escolar.
Sentí mucha impotencia al ver que la comunidad educativa no se detenía a escuchar las inquietudes, dudas, problemas de aprendizaje y sólo se trataba de dejar pasar de año y más aún en estas zonas de la periferia de la ciudad donde cada familia es un caso en particular. Si observamos a Ramona, es madre soltera de 8 hijos y estos a su vez con los suyos, todos viviendo en una casilla y mantenidos por ella a través del cirujeo o sea de la recolección de residuos que la gente tira para luego rescatar una moneda de su venta en la chatarrería, la cual abre solamente dos días a la semana, tal es así que uno de esos días son los sábados a la mañana coincidente con el dictado del taller. Recuerdo que en una oportunidad la fuimos a buscar y nos respondió que antes de pensar en su aprendizaje tenía que pensar en la comida de sus hijos. Ahí nos dimos cuenta que no sólo se trata de las ganas que uno pueda tener sino que múltiples factores que presentan las personas, según lo cual debemos comprender y entender sobre todo que la alfabetización es un proceso complejo y que si queremos ver resultados favorables, somos los alfabetizadores los que debemos amoldarnos a estas realidades y no los alfabetizados, si la idea era alfabetizar lo fundamental hubiera sido un trabajo de campo que nos prevenga de estas cuestiones y de esa forma proponer otro día y horario de encuentro, tal vez hubiésemos acaparado más personas y o una mayor predisposición de las mismas, tendríamos que haberlo “escuchado” a él, a Paulo Freire:
“Mi visión de la alfabetización va más allá del ba; be; bi; bo; bu, porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado…”
Hola Marina! Felicitaciones por la nota, realmente muy linda, el reflejo de una experiencia interesante sobre un problema que debería preocuparnos a todos. Muy bueno el enlace al recorrido del 101. Cada vez mejor y mejor, cariños, Noe
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